lunes, 26 de mayo de 2014

Historia de Giges según Herodoto

Empecemos por el principio, Herodoto de Halicarnaso fue un historiador y geógrafo griego, vivió entre los años 484 y 425 a.C. Se le considera el padre de la histografía por su famosa obra "Historia" escrita probablemente en Turios en el año 430 a.C. y dividida en nueve libros, una por cada musa (Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope).


Nuestra historia se sitúa en el inicio del primer libro y trata de un rey lidio llamado Candaules Heráclidas, último soberano de esta familia, que estaba ciegamente enamorado de su esposa y convencido de que era la mujer más bella del universo tomó una resolución. Tenía entre sus sirvientes a un guardia con el que discutía frecuentemente asuntos de estado llamado Giges y un día de improviso comentó la extraordinaria belleza de su mujer y le ofreció comprobar la veracidad de sus palabras con sus propios ojos. A las palabras del rey, Giges exclamó sorprendido la poca cordura que tenían, pues las leyes del decoro y el honor prohíbían tales actos. Candaules no atendió a sus razones y le propuso observar tras la puerta la belleza de su esposa. Viendo que no podía zafarse del mandato del rey se mostró dispuesto a obedecer pero a la hora de irse no fue lo suficientemente sigiloso y la reina descubrió el plan trazado por su marido para el cual deseó venganza. Días más tarde hizo llamar a Giges y le propuso una elección: matar a su marido y reclamar el trono o morir en ese mismo instante por la gran infamia de ver a su soberana desnuda. Tras pensar mucho en esa terrible decisión se mostró dispuesto a matar antes que a ser matado y tras planear el crimen con su futura esposa fue a la cámara del rey y allí le acometió, matándole mientras dormía. Más tarde la decisión de si ese acto era lícita o no pasó a manos del oráculo de Delfos que dio su aprobación.

En este dilema moral se sitúan dos valores morales de peso a ambos lados de la balanza, la vida de un rey al cual le ha jurado lealtad y la suya propia, la primera va acompañada del honor y la venganza de los Heráclidas y la segunda de su propia venganza, pero por la presencia de la herencia del reino y de su bella esposa en la balanza eligió la primera opción. Mi opinión en este asunto es que hizo bien en matar al rey teniendo en cuenta que él le obligó a hacerlo y que el honor del soberano había caído en picado tras ese acto tan deplorable para la época. Supongo que yo habría hecho lo mismo.

Esta historia me parece típica para el año en el que fue redactada, es habitual en esa época leer historias como ésta con enredos de parejas, pérdidas de honor, etc. Si eso mismo pasara hoy en día me extrañaría mucho porque en estos momentos contamos con la pena de muerte abolida en la mayoría de países y no creo que una mujer llegara a tal estremo por conservar su honor hoy en día.

Bibliografía:

Irene González Manzano

domingo, 25 de mayo de 2014

Historia de Giges según Herodoto

Para poder entrar en la trama del relato y en la situación debemos antes saber de su autor, Heródoto. Un historiador griego nacido en Halicarnaso hacia 484 a.C. Heródoto realizó viajes por varias ciudades griegas, en las que ofrecía lecturas de sus obras. Vivió en Atenas en el "Siglo de Pericles", esto le permitió convivir en esta ciudad que pasaba por un gran momento político y cultural. Allí conoció a Protágoras, y su sofística, y a Sófocles, el gran poeta trágico. En sus viajes por distintos lugares del mundo fue observando e investigando: Atenas, Fenicia, Egipto, Mesopotamia, Libia, Cirene, Siria... lo que amplió sus conocimientos. En sus obras refleja lo que vió y vivió, pero también lo que le contaron, por lo que en ocasiones incluye elementos que no tienen rigor histórico.
Resumen de la historia: El rey Candaules estaba totalmente enamorado de su mujer, la reina, cuya belleza parecía ser como la de una diosa. Pero el rey no contaba con la opinión de Giges, uno de los cooperantes más apreciados por éste. Giges pensaba que el rey estaba exagerando en cuanto a la belleza de su esposa, por lo que el rey, enfurecido le ofreció visitar la habitación de su mujer sin que ella se diera cuenta para que Giges pudiera observarla desnuda y poder ver así lo hermosa que era. Al verla según el rey cambiaría de parecer. Todo se desarrolló tal y como lo habían planeado, pero no contaron con que ella se diera cuenta y que escuchara a Giges salir de la habitación. Al día siguiente, la reina hizo llamar a Giges, que ignoraba que la reina sabía lo sucedido la noche anterior. La reina le dijo a Giges que sólo tenía dos opciones: La primera era matar a Candaules por haberle ofrecido lo que él tenía prohibido ver y convertirse en el nuevo rey. (pero tendría la conciencia intranquila por lo sucedido) ó morir él mismo para evitar en el futuro nuevas tentaciones a las que podía someterle Candaules. Finalmente, Giges decide matar a Candaules por lo que es nombrado el nuevo rey.

Dilema Moral: Realmente en esta historia hay dos dilemas morales. El primero es cuando Candaules le ofrece a Giges ver a su mujer desnuda, por lo que éste tenía dos opciones, verla desnuda a escondidas o pasar de la propuesta. El segundo dilema moral es el más claro y por el que Giges acaba siendo el nuevo rey, que es cuando la reina al darse cuenta de lo sucedido le obliga a elegir entre dos opciones, matar al rey o morir.

¿Qué hubiera hecho? : En este tipo de situaciones es muy difícil elegir, ya que elijas la que elijas alguien va a acabar muerto. Sinceramente, hubiera hecho lo mismo que hizo Giges, es decir, mataría a Candaules ya que acabaría convirtiéndome en el nuevo rey y una vez muerto ya no podría volver a tentarme para que hiciera cualquier otra locura. Es una elección complicada y espero no verme nunca en esa tesitura.

Opinión sobre la historia: Me ha parecido una historia bastante curiosa pero al mismo tiempo un tanto estúpida, no consigo comprender porqué Giges tendría que ver a una mujer desnuda para observar su belleza, y porqué la reina llega al extremo de tener que matar a alguien. Por lo general es una historia entretenida y muy alocada. Recomiendo a todo el mundo que la lea ya que te hace pensar sobre algunos conceptos de la vida.
Carmen Ramos.

¿QUÉ ES UN DILEMA MORAL?

Un dilema moral, es una situación real o imaginaria en la que se presentan dos opciones y se debe elegir una de ellas. Como por ejemplo:

Un día te encuentras una cartera en el suelo, la abres y hay muchísimo dinero en su interior. ¿Qué harías?¿Devolverla o quedártela?

Historia de giges según heródoto

La historia de Giges habla de un Rey que se llamaba Candaules y un hombre que se llamaba Giges que era uno de los cooperantes más apreciados del rey, Caudales era un hombre muy enamorado de su mujer.

Un día, Candaules empezó a elogiar las virtudes de su mujer ante él y al final, creyendo que Giges pensaba que no era cierto, le sugirió visitar el dormitorio de su mujer, antes de que ésta se acostara para que pudiera verla desnuda, y juzgar con sus propios ojos lo que Giges escuchaba de su rey.
A pesar de los intentos de rechazar la idea por parte de Giges. por miedo a lo que podría pasarle después, la insistencia del rey terminó por hacerlo aceptar.

Entonces, esa misma noche Giges se metió en la habitación del rey y vió a la reina desnuda, tal como decía el rey, era muy bella, pero lo que él no sabia es que cuando salió de la habitación, la reina lo vió salir.

Al día siguiente, la mujer hizo llamar a Giges, que ignoraba que la reina sabía lo sucedido la noche anterior. La reina le dijo a Giges que sólo tenía dos opciones: matar a Candaules por haberle ofrecido lo que él tenía prohibido ver y convertirse en nuevo rey, o morir él mismo para evitar en el futuro nuevas tentaciones a las que podía someterle Candaules. 

Giges decidió matar a su rey, y la noche siguiente, tal y como el día anterior, entró en la habitación del rey y lo asesinó.

En esta historia se presentan dos grandes dilemas morales. El primero es la decisión de Giges de escuchar a Candaules y ver a su reina desnuda. Este acto no fue fácil para él, ya que el autor menciona en varias ocasiones que se niega a hacerlo ('' la mujer que se despoja una vez de su vestido, se despoja con él de su recato y de su honor''
El segundo dilema moral es el más importante: ¿mataría al rey o se quitaría su propia vida? En mi opinión la decisión de Giges, en este caso, aparte de inhumana, tampoco es correcta. La vida es el bien más preciado de todos, nadie tiene derecho a quitársela a otra persona.



Samuel Real

GIGES Y EL DILEMA MORAL

-Historia de Giges según heródoto-


La historia de Candaules, rey de Lidia, su esposa y Giges fue escrita por el historiador Heródoto, la cual trata de un rey llamado Candaules que piensa que posee a la esposa más hermosa del mundo, haciendo noticia de esto por todo el reino.
Candaules tiene a su disposición un cuerpo de guardias, pero en concreto uno de confianza llamado Giges. El rey piensa que Giges cuestiona la belleza de su mujer, por ello le ofrece a que la mire desnuda a escondidas y luego escape de la habitación cuando se encuentre en la cama. Giges a pesar de resistirse a la propuesta, aceptó Pero la reina le vio a irse de la habitación y al día siguiente, hizo llamarle para que este eligiese dos opciones: matar al rey, por dejar que otro hombre la vea desnuda, o morir al instante para no obedecer más órdenes de Candaules.
Giges confuso por las dos opciones tan extremas, mató al rey, el cual, confiaba todos sus secretos a Giges, entregándole el trono y a su hermosa esposa para siempre.






En esta historia entran en juego dos dilemas morales, Giges debe decidir ver a la reina desnuda bajo la presión del rey, asegurándole que no va a ocurrir nada malo y por otra parte la decisión de matar al rey Candaules, el cual fue de gran confianza, o su propia muerte. Finalmente el guardia decidió matar al rey, por temor a su propia muerte. Giges se vió arrepentido por el asesinato y decidió contárselo al oráculo, el cual apoyó su decisión.
¿Qué habría pasado si Giges hubiera muerto? Este podría haber arriesgado su vida por el rey que le obligó a cometer un delito, pero aún así, no lo hizo, y en mi opinión hizo bien en quitarle la vida al rey y salvar la suya, teniendo en sus manos un reino y a la mujer mas bella de este.


Lucía Martín.

sábado, 24 de mayo de 2014

Matar o morir.

Heródoto nos cuenta una pequeña historia sobre Giges, un guardia del rey de Lidia, Candaules. Heródoto cuenta como Candaules le relata a Giges lo hermosa que es su esposa. Candaules piensa que Giges no se lo cree, por eso le ofrece que vea a su mujer desnuda para que así, quede totalmente convencido.

¿Qué eligió Giges? ¿Aceptar la propuesta y tener después grandes consecuencias por haber visto lo que no debía o negarse e incumplir la orden de su rey?

Aceptar o Incumplir una orden, dilema moral.

Al principio, el guardia dice que no por miedo a las consecuencias que tendría el asunto, entonces Candaules le dice que no tenga miedo, que él no le hará nada y le insiste en la oferta. Giges acaba aceptando. 

El rey le dice que vaya esa misma noche, a la habitación para que la vea y que cuando se vaya a la cama con su esposo, él se vaya de la habitación sin hacer ruido. 
Es misma noche, Giges fue conducido por Candaules a la habitación y allí fue precedente de lo que le contó el rey ese mismo día. Cuando terminó de observarla, se fue de la habitación creyendo que la reina no le había visto, pero se equivocaba. La reina se dió cuenta de que Giges la había visto y a la mañana siguiente, le hizo llamar para decirle «o me has de recibir por tu mujer, y apoderarte del imperio de los lidios, dando muerte a Candaules, o será preciso que aquí mismo mueras al momento, no sea que en lo sucesivo le obedezcas ciegamente y vuelvas a contemplar lo que no te es lícito ver. No hay más alternativa que esta; es forzoso que muera quien tal ordenó, o aquel que, violando la majestad y el decoro, puso en mí los ojos estando desnuda.». Es decir, o la recibía como esposa, se apoderaba del imperio de los lidios y mataba a Candaules o moría por haber obedecido al rey y haberla visto desnuda. 

Matar o Morir, ese era el gran dilema moral.

¿Qué eligió Giges? ¿Eligió matar a Candaules y hacerse con el imperio y con la reina o morir allí mismo por haber cumplido la orden del rey?

Giges acabó matando a Candaules esa misma noche y se hizo con el imperio lidio, con la aceptación del oráculo, y acabo siendo esposo de la reina.


En mi opinión, creo que Giges hizo bien, aunque creo que eligió a matar al rey porque, en realidad, si quería matarlo y además, seguro que estaba enamorado de la reina, entonces lo que le dijo la reina fue como ponerselo todo en bandeja. Si mataba al rey, mataba a dos pájaros de un tiro, se quitaba al rey de en medio y se casaba con la reina.

También opino que Giges fue valiente al decir que si a la oferta de Candaules, teniendo en cuenta, que a lo mejor al rey le daba por matar a Giges, después de haber visto a su mujer desnuda.

En relación con la película, el dilema de moral se puede comparar con la de 'El paciente Inglés' en la película, sabiendo que el dilema moral de Giges era matar o morir y el dilema moral de Geoffrey era o matar a su mujer y a la misma vez a su amante,a demás de morir el también o ayudar al conde László Almásy sabiendo que era el amante de su mujer. 

La diferencia es que Giges acabó siendo rey de un imperio para no morir y Geoffrey acabó muriendo por querer matar a el conde László Almásy.





María Quesada.


viernes, 23 de mayo de 2014

Historia de Giges por Heródoto


En este blog, vamos a hablar sobre el dilema moral que tuvo Giges, que lo cuenta Heródoto en su primer libro, con referencia a la película El Paciente Inglés. Aquí dejamos el texto original escrito por Heródoto.

VII. El imperio que antes era de los Heráclidas, pasó a la familia de Creso, descendiente de los Mérmnadas, del modo que voy a decir. Candaules, hijo de Myrso, a quien por eso dan los griegos el nombre de Myrsilo, fue el último soberano de la familia de los Heráclidas que reinó en Sardes, habiendo sido el primero Argon, hijo de Nino, nieto de Belo y biznieto de Alceo el hijo de Hércules. Los que reinaban en el país antes de Argon, eran descendientes de Lydo, el hijo de Atis; y por esta causa todo aquel pueblo, que primero se llamaba Meon, vino después a llamarse lidio. El que los Heráclidas descendientes de Hércules y de una esclava de Yardano se quedasen con el mando que hablan recibido en depósito de mano del último sucesor de los descendientes de Lydo, no fue sino en virtud y por orden de un oráculo. Los Heráclidas reinaron en aquel pueblo por espacio de quinientos cinco años, con la sucesión de veintidós generaciones, tiempo en que fue siempre pasando la corona de padres a hijos, hasta que por último se ciñeron con ella las sienes de Candaules.





VIII. Este monarca perdió la corona y la vida por un capricho singular. Enamorado sobremanera de su esposa, y creyendo poseer la mujer más hermosa del mundo, tomó una resolución a la verdad bien impertinente. Tenía entre sus guardias un privado de toda su confianza llamado Giges, hijo de Dáscylo, con quien solía comunicar los negocios más serios de estado. Un día, muy de propósito se puso a encarecerle y levantar hasta las estrellas la belleza extremada de su mujer, y no pasó mucho tiempo sin que el apasionado Candaules (como que estaba decretada por el cielo su fatal ruina) hablase otra vez a Giges en estos términos: —«Veo, amigo, que por más que te lo pondero, no quedas bien persuadido de cuán hermosa es mi mujer, y conozco que entre los hombres se da menos crédito a los oídos que a los ojos. Pues bien, yo haré de modo que ella se presente a tu vista con todas sus gracias, tal corno Dios la hizo.» Al oír esto Giges, exclama lleno de sorpresa: —«¿Qué discurso, señor, es este, tan poco cuerdo y tan desacertado? ¿me mandaréis por ventura que ponga los ojos en mi Soberana? No, señor; que la mujer que se despoja una vez de su vestido, se despoja con él de su recato y de su honor. Y bien sabéis que entre las leyes que introdujo el decoro público, y por las cuales nos debemos conducir, hay una que prescribe que, contento cada uno con lo suyo, no ponga los ojos en lo ajeno. Creo fijamente que la reina es tan perfecta como me la pintáis, la más hermosa del mundo; y yo os pido encarecidamente que no exijáis de mí una cosa tan fuera de razón.»





IX. Con tales expresiones se resistía Giges, horrorizado de las consecuencias que el asunto pudiera tener; pero Candaules replicóle así: —«Anímate, amigo, y de nadie tengas recelo. No imagines que yo trate de hacer prueba de tu fidelidad y buena correspondencia, ni tampoco temas que mi mujer pueda causarte daño alguno, porque yo lo dispondré todo de manera que ni aun sospeche haber sido vista por ti. Yo mismo te llevaré al cuarto en que dormimos, te ocultaré detrás de la puerta, que estará abierta. No tardará mi mujer en venir a desnudarse, y en una gran silla, que hay inmediata a la puerta, irá poniendo uno por uno sus vestidos, dándote entre tanto lugar para que la mires muy despacio y a toda tu satisfacción. Luego que ella desde su asiento volviéndote las espaldas se venga conmigo a la cama, podrás tú escaparte silenciosamente y sin que te vea salir.»





X. Viendo, pues, Giges que ya no podía huir del precepto, se mostró pronto a obedecer. Cuando Candaules juzga que ya es hora de irse a dormir, lleva consigo a Giges a su mismo cuarto, y bien presto comparece la reina. Giges, al tiempo que ella entra y cuando va dejando después despacio sus vestidos, la contempla y la admira, hasta que vueltas las espaldas se dirige hacia la cama. Entonces se sale fuera, pero no tan a escondidas que ella no le eche de ver. Instruida de lo ejecutado por su marido, reprime la voz sin mostrarse avergonzada, y hace como que no repara en ello; pero se resuelve desde el momento mismo a vengarse de Candaules, porque no solamente entre los lidios, sino entre casi todos los bárbaros, se tiene por grande infamia el que un hombre se deje ver desnudo, cuanto más una mujer

.



XI. Entretanto, pues, sin darse por entendida, estúvose toda la noche quieta y sosegada; pero al amanecer del otro día, previniendo a ciertos criados, que sabía eran los más leales y adictos a su persona, hizo llamar a Giges, el cual vino inmediatamente sin la menor sospecha de que la reina hubiese descubierto nada de cuanto la noche antes había pasado, porque bien a menudo solía presentarse siendo llamado de orden suya. Luego que llegó, le habló de esta manera: —«No hay remedio, Giges; es preciso que escojas, en los dos partidos que voy a proponerte, el que más quieras seguir. Una de dos: o me has de recibir por tu mujer, y apoderarte del imperio de los lidios, dando muerte a Candaules, o será preciso que aquí mismo mueras al momento, no sea que en lo sucesivo le obedezcas ciegamente y vuelvas a contemplar lo que no te es lícito ver. No hay más alternativa que esta; es forzoso que muera quien tal ordenó, o aquel que, violando la majestad y el decoro, puso en mí los ojos estando desnuda.» Atónito Giges, estuvo largo rato sin responder, y luego la suplicó del modo más enérgico no quisiese obligarle por la fuerza a escoger ninguno de los dos extremos. Pero viendo que era imposible disuadirla, y que se hallaba realmente en el terrible trance o de dar la muerte por su mano a su señor, o de recibirla él mismo de mano servil, quiso más matar que morir, y la preguntó de nuevo: —«Decidme, señora, ya que me obligáis contra toda mi voluntad a dar la muerte a vuestro esposo, ¿cómo podremos acometerle? —¿Cómo? le responde ella, en el mismo sitio que me prostituyó desnuda a tus ojos; allí quiero que le sorprendas dormido.»





XII. Concertados así los dos y venida que fue la noche, Giges, a quien durante el día no se le perdió nunca de vista, ni se le dio lugar para salir de aquel apuro, obligado sin remedio a matar a Candaules o morir, sigue tras de la reina, que le conduce a su aposento, le pone la daga en la mano, y le oculta detrás de la misma puerta. Saliendo de allí Giges, acomete y mata a Candaules dormido; con lo cual se apodera de su mujer y del reino juntamente: suceso de que Arquíloco pario, poeta contemporáneo, hizo mención en sus yambos trímetros.





XIII. Apoderado así Giges del reino, fue confirmado en su posesión por el oráculo de Delfos. Porque como los lydios, haciendo grandísimo duelo del suceso trágico de Candaules, tomasen las armas para su venganza, juntáronse con ellos en un congreso los partidarios de Giges, y quedó convenido que si el oráculo declaraba que Giges fuese rey de los lidios, reinase en hora buena, pera si no, que se restituyese el mando a los Heráclidas. El oráculo otorgó a Giges el reino, en el cual se consolidó pacíficamente, si bien no dejó la Pitia de añadir, que se reservaba a los Heráclidas su satisfacción y venganza, la cual alcanzaría al quinto descendiente de Giges; vaticinio de que ni los lidios ni los mismos reyes después hicieron caso alguno, hasta que con el tiempo se viera realizado.


La Administración del grupo.